El teléfono móvil sonó antes incluso de que pudiera recoger los primeros bocetos desperdigados por la mesa. Como norma general, ordeno y limpio mi zona de trabajo al final de cada jornada para empezar de cero al día siguiente. Esta mañana es un caos; ayer me dejé tentar por la suculenta idea de la procrastinación. Eso sí, tras haberme hecho prometer que hoy sería un día de purificación integral en el que me desharía de las cosas que están consumiendo espacio en mi estudio.
—¡Hola, Remedios! ¿Cómo estás?
—Hola, cariño. Estupendamente. ¿Qué tal tú?
—Yo bien, ¿en qué puedo ayudarte?
—Verás, resulta ser que mi vecino está haciendo reformas por tercera vez y esto ya es demasiado; estoy cansada de que se ponga siempre tan bien puesto en las reuniones de propietarias/os y que alardee de su buen gusto y sofisticación. Yo no voy a ser menos, Silvana; quiero darle una lección. He pensado empezar por remodelar el baño y tu eres la diseñadora de interiores ideal para este proyecto porque me encanta tu estilo. ¿Qué me dices?
En la lista de cosas disparatadas que esperaba que me ocurriesen hoy todavía no había añadido esta conversación. Aunque, fuera de bromas, y obviando la adorable relación entre Remedios y su vecino, me puse nerviosa. Alguien estaba confiando en mí para llevar a cabo una verdadera obra de decoración, «¡Un proyecto real!», pensé. El corazón me dio un primer vuelco de ilusión y luego otro de miedo en sentido inverso que me cortó hasta el habla.
Universo
Profesionalidad
«¡Esto es muy grande, cientos de miles de cosas pueden salir mal! Soy la responsable del dinero de mi cliente y del resultado. Tengo cero experiencia liderando, conozco pocas/os profesionales del mundillo y a nadie de suficiente confianza como para sentirme cómoda. Estoy prácticamente segura de que me engañarán y tendré que cambiar de ciudad, de nombre y hasta de color del pelo…»
—¿Silvana? ¿Estás ahí?—, pregunta Remedios por el auricular.
—Hola, Remedios. Sigo aquí. ¡Ejem, ejem! Hmm… ¿Qué tienes en mente? ¿Cuál es tu idea?—, respondo.
Amatista
«Santo cielo, Silvana Silvestre, relájate», me digo, «¿Cuándo vas a estar lo suficientemente preparada, cuándo estés muerta?! Esto es una oportunidad del universo, así, ¡que FLUYE!».
—¡Genial! como sabrás comparto piso con una unicornia; Amatista tiene una energía muy particular que a mí personalmente me inspira. Quiero algo funcional, dulce y mágico. Me apetece traer naturaleza a la estancia; plantas colgantes, por ejemplo.
«¿Una unicornia? Sé que Remedios es extraordinaria, y que hace algunas cosas fuera de lo común, aunque, desde luego no sabía que tenía amigas tan especiales…. ¿Debería preguntar por Amatista?», pienso.
Imagina
Collage
—Muy bien. Empezaremos con un moodboard o tablero de inspiración para plasmar las bases de la idea creativa. Cogeremos fotos de referencia con materiales, revestimientos, acabados, grifería, sanitarios, iluminación, accesorios… Las unimos en una sola imagen para ver cómo interactúan entre ellas y si el resultado se ajusta verdaderamente a nuestras expectativas. Me ayudaría saber con qué presupuesto contamos, Remedios.
—Confío en ti, Silvana. El presupuesto es ilimitado, usaremos magia. Aunque sin excentricidades, algo sencillo y original.
«¿Con magia quiere decir Remedios que creará una máquina de hacer dinero o por el contrario sacará una varita torcida de roble milenario para colocar las baldosas al compás de una música alegre?», me pregunto.
Organización
—Magnífico, el sábado a primera hora puedo pasarme por tu apartamento para tomar medidas. Revisaremos juntas el concepto de diseño sobre el tablero.
—Estupendo, querida. Hasta pronto.
—¡Nos vemos!
«¡Organización!» La limpieza y el orden son los mejores aliados a la hora de encontrar claridad mental. La elección de los revestimientos es el primer paso, de esta manera sentamos las bases de nuestro diseño. Desde el momento en que el unicornio subió al escenario quedó claro cuál iba a ser el revestimiento estelar de la zona de la ducha; el gresite arcoíris. La siguiente premisa a resolver fue acercar la naturaleza a la estancia. Para ello quise arriesgarme y sorprender a Remedios con muros vegetales de plantas vivas.
Elegir los materiales adecuados va más allá de la estética, implica estar informado de las características técnicas de cada pieza con la certeza de que las resistencias son las adecuadas para el área a cubrir y que funcionan.
Luego, la coordinación entre acabados se convirtió en una necesidad. La sencillez más que una premisa se ha convertido para mí en una ley vital, aun así, la situación requiere poner en escena un ambiente divertido, dinámico y vibrante. La solución será delimitar cada subárea con la ayuda de texturas.
Diseño
Interior
Sábado por la mañana. El apartamento de Remedios es grande, luminoso, está bien distribuido y tiene la orientación ideal. Aunque ni rastro de la criatura mitológica.
A Remedios le encantó la idea general del diseño. Incluso hablamos de proyectos futuros. Tomé medidas y nos despedimos hasta la próxima cita donde analizaríamos los planos en detalle.
Cuando llegué al vestíbulo del edificio, un hombre enjuto de mediana edad estaba discutiendo algo con la conserje, una mujer grande con sonrisa dulce. Ella negaba con la cabeza y él parecía irritado.
Tarea
Al ver que sería difícil obtener lo que quería, el hombre se dio por vencido sabiamente. Su atención voló alrededor de la entrada hasta que sus ojos se posaron en mí. Se acercó tan decidido que me hizo tambalear. Me saludó y sin esperar respuesta me preguntó con la mayor arrogancia cuál era el motivo de mi visita. Con todo el coraje del que fui capaz, me permití unos momentos para estudiarlo cuidadosamente.
«¿Me encontraba frente al presuntuoso vecino de Remedios? En todo caso, la intromisión era inadmisible».
—¡Buenos días, caballero! Si me permite, eso no es asunto suyo.
El rostro del hombre se puso rojo de vergüenza y luego morado de ira. No quise ver más. Salí del edificio con rapidez y una sensación desagradable inundando mi pecho. Llegué a casa, me preparé una buena infusión relajante, medité durante quince minutos y me puse manos a la obra.